La mayoría cree que vender es convencer.
Empujar.
Persuadir.
Decir la frase correcta en el momento justo.
Pero David Mostajo lo ve diferente.
Muy diferente.
“Vender no es manipular si tu intención real es ayudar.”
Para él, vender bien es cerrar como un humano, no como un listo.
No se trata de embaucar.
Se trata de escuchar, entender, y ofrecer desde un lugar de verdad.
La venta no comienza cuando hablas, sino cuando conectas.
Y esa conexión solo es posible cuando dejas fuera el ego, y entras con intención genuina de servir.
“Si no entras, no te puedo ayudar”, dice David.
No como presión, sino como un principio.
Porque detrás de cada venta real hay una transformación posible.
Y si la persona no da el paso, no puede haber cambio.
Por eso, también critica abiertamente los métodos agresivos como:
“Págame ya, págame ya, págame ya… eso no es vender.”
Eso —explica— es hacer antiventas.
Porque cuando presionas sin escuchar, lo único que logras es que te cierren la puerta.
Vender es un acto de fe.
Creer que lo que tienes puede mejorar la vida del otro.
Y actuar en consecuencia: desde la ética, desde la verdad, desde la empatía.
Vender así no solo cambia tu cuenta bancaria.
Cambia tu forma de estar en el mundo.
Porque entonces no estás empujando productos…
Estás tendiendo puentes.