¡Ya llegamos a la mitad del año! Es un buen momento para hacer una pausa y preguntarnos: ¿Dónde estoy ahora? ¿Qué ha florecido en mí? ¿Qué necesita todavía cuidado, espacio o tiempo para crecer?
Siento este punto del año como una suave invitación a volver al cuerpo, al presente, a lo esencial. Es cuando lo sembrado empieza a dar señales de vida, mientras lo que aún está en gestación; ya sea un proyecto, una relación, algo profundo en nuestro interior necesita ser sostenido con paciencia, ternura y presencia.
Y hablando de gestación, pienso en la maternidad. No solo como experiencia física, que en mi caso ha sido un viaje transformador; sino como una energía universal: la capacidad de nutrir, contener y crear espacio para que algo crezca.
Ser madre me ha enseñado a confiar en los procesos, a soltar el control. Pero lo más lindo es que nuestros hijos también nos enseñan todo esto. Mi hijo, en particular, me recuerda cada día que la vida florece a su propio ritmo.
Desde el inicio de HOM, he querido que esta energía materna esté presente en todo lo que hacemos: en cada clase, en cada encuentro, en cada sonido que se ofrece para sanar. Que HOM sea un espacio donde podamos sentirnos cuidados, sostenidos y libres de crecer a nuestro propio ritmo.
Muy pronto celebramos la cuarta edición de Camp Joy, un espacio para honrar la infancia y crear recuerdos que dejan huella. A través del juego, la naturaleza y la creatividad, los niños florecen… y con ellos, también nosotros.
Este mes, te invito a hacer un check-in amoroso contigo. Respira profundo. Observa tu camino. Celebra lo que ya es. Y si algo necesita más tiempo, amor o presencia, este puede ser el momento de dártelo.
Con amor,
- Alicia